sábado, 19 de marzo de 2011

Queridas visceras

Este es un homenaje a quienes en su callada y silenciosa labor nos hacen tanto bien. Nuestras vísceras... amigo hígado, querido bazo, apreciado páncreas, estimadísimo intestino, su excelencia el pulmón... Vosotras, en vuestra abnegada e industriosa actividad hacéis que nos sintamos mejor. Segregáis jugos benéficos que anulan la fiereza de nuestros excesos. Vuestra fealdad exterior no hace justicia a la abnegada labor que realizáis.
No pedís nada a cambio, trabajáis las 24 horas y cuando extenuadas de vuestra labor os expresáis... ¿cuál es la respuesta que recibís? ¡Maldito intestino! ¡Tengo el hígado hecho una mierda!

Pero yo quiero dialogar con vosotras, quiero que seamos amigos. Nos sentaremos a negociar para buscar un acuerdo. ¿Os imagináis la charla?

El jefe: venga chicas sentaos aquí a mi alrededor. Tened cuidado con vuestros líquidos, no vayáis a dejar perdido el suelo.

Bazo: quería empezar yo a hablar, estoy quemado con el resto de vísceras, siempre hablando de ellas pero a mi me tienen olvidado.

Estómago: ja ja ja, pero si tu no vales para nada, además últimamente andas un poco hinchado y me estás empujando mucho.

Bazo: ¿cómo que no valgo? Pues que sepas que gracias a mi os salváis de muchas infecciones, que me dedico a producir glóbulos rojos durante el embarazo y que me ocupo de hacer desaparecer a los glóbulos rojos ya gastados... ¿qué te parece?

Estómago: ja ja ja, eso lo sabes tú y unos pocos... pero yo soy el rey... la gente piensa en su estómago... con buenos alimentos y demás... nadie se acuerda de ti...

El jefe: bueno no empecéis a discutir entre vosotras, yo he venido aquí para hablar.

Páncreas: pobre bazo es el gran incomprendido. A mi me conocen más... soy el de la insulina... pero no saben que genero glucagón que sirve para aumentar el nivel de
azúcar... mi protesta es que a veces me hacen trabajar a destajo, y yo sigo y sigo pero si luego me quejo me quieren extirpar.

Riñones: di que sí. Nosotros nos pasamos todo el día filtrando, y ¡no me veas! Luego nos quieren al Jerez... Nos viene de todo, hasta bicicletas... claro luego vamos dejando toda la porquería que nos envían almacenada y se queda esto lleno de pedruscos. Y tú estómago... no sé porque te sientes tan crecido.

Estómago: tenéis razón... a mi también me fastidian... me traen de todo... un cabrito asado entero sin masticar que yo, a base de jugos varios, tengo que disolver... a veces es agotador. Y bueno, no veas, cuando mi amo se pone nervioso, me obliga a echar mis ácidos cuando no toca y mis paredes se disuelven... ¡socorro!

Pulmones: nosotros también tenemos lo nuestro, aunque seamos pareja y no nos sintamos solos, igual que los riñones, también nos llevamos lo nuestro... humo de coches... el tabaco... ¡estamos negros! con las ganas que tenemos de un poco de olor a mar y a montaña... pero nada... amo cada vez está más vago.

El jefe: me gusta tener esta conversación con vosotras y que podáis expresar vuestros sentimientos.

Intestino: claro, yo hago también un trabajo duro, sin pedir nada a cambio, yo también tengo mis padecimientos que vivo en silencio. Soy largo larguísimo y me voy encontrando de todo en mi recorrido... y todo por culpa de mi señor ¡oh amo! Que me envía materiales secos. Se cree que esto es un almacén ¡un poco de fibra por favor!

Hígado: pues a mi no me veas... se ponen hasta arriba de cubatas y ¡voy a acabar hecho foie! Fijaos todo lo que hago... “desempeño funciones únicas y vitales como la síntesis de proteínas plasmáticas, función desintoxicante, almaceno vitaminas, glucógeno, entre otros para el buen funcionamiento de las defensas, etcétera. Además, soy el responsable de eliminar de la sangre las sustancias que pueden resultar nocivas para el organismo, transformándolas en otras inocuas.

Vesícula biliar: yo soy otro gran olvidado, me desprecian porque genero bilis pero con ella consigo disolver lo que se me ponga por delante que a veces es cualquier cosa. Por cierto, aprovecho para excusar a los que no han podido venir, tenían mucho trabajo: el corazón, ganglios, esófago y muchos más que hacen su labor silenciosa todos los días.

El jefe: bueno he aprendido mucho de vosotras ¿queréis decirme algo más?

Todas al unísono. ¡que te acuerdes que existimos! Te hacemos bien y tu nos tratas a patadas. Nos utilizas como si fuéramos a estar nuevas toda la vida. Imagina dos coches nuevos, uno lo empiezas a utilizar de forma normal desde el primer momento y el otro lo empiezas a forzar un día tras otro. Al principio, como los dos coches están nuevos no habrá diferencia entre ellos, los cogerás un tercer día y seguirán funcionando igual de bien. Eso te hará pensar que por mucho que tortures el coche seguirá siempre funcionando bien. Sin embargo, llegará un día que ya no será así. Y el coche que mejor hayas cuidado seguirá con su abnegada labor y el otro caerá en el descrédito... hasta dirás que qué malo te ha salido y que mala suerte has tenido...

El jefe: pero ¿y qué pasa si quiero vivir a tope? ¡sólo se vive una vez! Igual soy sano y me da un yuyu ¿de qué vale tanta vida sana?

Todas otra vez: eso puede ocurrir de esa forma, pero sabes que la probabilidad es menor... además te puede dar el yuyu que dices y quedarte 30 años con nosotras a medio gas... ¡¡30 años!! piénsatelo dos veces... claro que te aceptamos un poco de excesos hombre... pero hay límites... simplemente ¡escúchanos! y tu sabiduría natural sabrá cómo actuar, nada más.

El jefe: ¡vale, vale! Prometo haceros caso amigas mías...

Reivindico aquí... ¿tendría sentido una obra teatral para niños?... cada actor sería una víscera... aprenderíamos a quererlas... cada una diría sus funciones y las conoceríamos mejor.

Aprendamos el lenguaje de las vísceras, nos hablan todo el día y quizá no las escuchemos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario