sábado, 26 de marzo de 2011

He nacido para la gloria

El polluelo nonato se encontraba cómodamente acurrucado en el interior del huevo, contemplando sus plumas y recien estrenado cuerpo. Se sentía satisfecho de no haberse convertido en una simple yema pringada en el plato de algún idem. Su futuro se adivinaba venturoso, tan sólo, le quedaba un último esfuerzo... picotear la cáscara y salir al mundo exterior. 

El pollito rompió la pared de su prisión como martillazo en pared de pladur... sintió el aire viciado del gallinero que para él era una bocanada de aire fresco... vio por primera vez la tenue luz del corral, que para él era un sol cegador.

Se desembarazó por fin de su blanca coraza... empapado, con frío y con torpes movimientos inició su andadura... agotado por el esfuerzo pero feliz por el futuro prometedor que le esperaba... su madre emplumada le miraba... ¿cómo mira una gallina a sus nuevos vástagos alicortos? ¿se pone contenta? ¿alguien lo sabe?

Por fin se irguió... lo que podría haber sido un disco blanco con una esfera amarilla en el centro nadando en aceite de oliva, se convertía ahora en un pollo de lujo... sacudió sus plumones y levantó las alas al cielo del gallinero...

¡¡¡MAÑANA SERÉ AGUILA!!!

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